La
fonética, que estudia los sonidos que articulan los seres humanos para
poder comunicar lo que sienten y lo que piensan acerca del mundo que los rodea
y la fonación que
es toda actividad no inicial ni articulativa en la laringe, se unen
para que se produzca la voz humana que es una función
secundaria insertada sobre unos órganos fisiológicos con otras funciones
primarias: la respiración y la deglución.
En esencia, el aire es el principal factor para una correcta
pronunciación de las palabras. Una corriente de aire proveniente de los pulmones y
va a transformarse a su paso por el aparato fonador, hasta convertirse en
sonidos apropiados para la comunicación humana.
Dentro de la extensa rama de la fonética existe
la fonética articulatoria que explica el modo como el emisor produce los
sonidos, la forma como utiliza los órganos fonatorios al tratar de pronunciar
un determinado fono o fonema para la correcta articulación de las palabras,
esta exige una respiración adecuada, para lograr una buena
pronunciación de las palabras; la respiración abdominal es la más adecuada,
debido a que la mayor cantidad de aire se acumula en el estómago, facilitando al
el órgano fonador producir los sonidos del habla correctamente. Sin embargo
cuando hablamos no nos damos cuenta de
todo lo que sucede en el interior de nuestra boca y nuestra garganta porque
todos los movimientos de la
laringe,
la lengua, los labios, el velo del paladar se realizan automáticamente y en
las
circunstancias precisas del acto del habla. Además, nos concentramos en el
tema
de la conversación y en el interés de lo que se comunica y no prestamos
mucha
atención a la parte mecánica de la producción del lenguaje verbal.
Si
nos detuviéramos a observar, qué
movimientos bucales o faciales o internos
hacemos,
cuando pronunciamos una palabra lentamente, sonido por sonido o
sílaba
por sílaba no concientizaríamos de la importancia que tienen los movimientos articulatorios al hablar. De
esta manera se deben tener en cuenta el papel que cumplen la boca, los labios, los dientes y el paladar
para producir dichos sonidos correctamente.
Resulta muy interesante conocer la fisiología de los aparatos de
fonación y audición para maravillarse de la complejidad de los órganos humanos que hacen posible la comunicación.
A
continuación se muestra un ejemplo de un ejercicio que permite una buena
producción fonética.
EJERCICIO Nº. 1:
Inspira por la nariz, lenta u silenciosamente.
Retén y bloquea el aire.
Expira por la boca, lentamente, diciendo shhh (como si
pidieras silencio )
Controla la salida del aire y toma el tiempo con un
reloj.
Repite el ejercicio varias veces de espacio.
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